domingo, 16 de noviembre de 2014

Reseña #13: Cuentos para grandes.

Titulo: Cuentos para grandes.
Autor: Jane Morgan, y varios autores más.
Editorial: Ediciones B.
Género: Erotismo/ Sexo explicito.
Clasificación: Mayores de 18.

Valoración: 2/10.



Las antologías de cuentos siempre han sido mi preferencia al momento de elegir un nuevo material de lectura en alguna librería; especialmente aquellas que reúnen a varios artistas, muy diferentes entre sí, para conformar un libro con relatos de su autoría, permitiéndome disfrutar de una rica variedad de estilos narrativos, literarios y una gran variedad de historias, cada una con sus propios mundos y personajes destinados a entretener durante los momentos de ocio que se nos presentan en la vida debido a la corta duración de las mismas.
A simple vista, este libro parecía un hallazgo único. Una serie de relatos, de temática erótica, conformada por grandes exponentes literarios como lo son Francisco Ortega, escritor y guionista, Alberto Fuguet, autor de Tinta roja, Diana Massis, una reconocida en el mundo de la literatura erótica, entre otros igual de talentosos. Además de contar con preciosas ilustraciones para cada uno de los cuentos. Todo esto bajo la convocatoria de la autora, Jane Morgan, mejor conocida como Japi Jane, exitosa promotora de productos eróticos para el placer de la pareja e individual, quien convocó a todos estos artistas, conocidos suyos, para realizar esta oda al mal gusto, la mediocridad y la falta de interés por atraer al lector.
¿Qué puede salir mal de un libro que promete tanto pero que no cumple ni la mitad de lo que uno espera?
Un muchacho enamorado platónicamente de su despampanante prima, un joven escritor que descubre como sus deseos sexuales son plasmados en sus novelas, una mujer reinventada que prefiere masturbarse frente a un espejo al contemplar toda su belleza, un pobre hombre acosado y violado en un vestidor de un mal; son algunos de los temas principales de los relatos que aquí pueden encontrarse. Si les parece simple, no se preocupen, lo son. Son tan sencillos y vacios, como a la vez poco eróticos, que parecieran sacados de cualquier pagina de relatos pornográficos o confesiones cachondas anónimas.
Durante unos momentos pensé que había vuelto a mi época de escolar, en la media, donde solía leer relatos de este calibre en páginas ya acabadas por la facilidad de conseguir videos eróticos en la actualidad. Sin embargo, incluso en aquellos relatos anónimos, creados por cualquier internauta, como usted o como yo, se podía sentir una chispa de erotismo; una pasión bien manejada en el “segundo a segundo” del relato, desde que uno sabia quien sería la pareja de turno hasta que uno los veía, o más bien los leía, acabar.
Mientras algunos autores buscan simplemente plasmar su estilo único para ser reconocidos por los lectores, otros ignoran que la intención es un relato erótico, anteponiendo su originalidad por sobre los requerimientos del libro en sí. Otros, por otro lado, demuestran su completa falta de experiencia al momento de narrar una historia, como es el caso de José Miguel Villouta, quien debe haber entendido que la idea era describir su fetiche personal en lugar de crear un relato, con una trama elaborada,  con principio, desarrollo, final y erotismo.
No puedo decir que todos los relatos sean malos, hay algunos bastante decentes pues consiguen una buena historia de acuerdo a las bases indicadas por la convocadora en un principio; pero la mayoría me deja pensando en lo difícil que le resultó a la mayoría de ellos el adaptar su creatividad a lo que se les pedía desde el principio: algunas historias carecen del erotismo que la autora del libro pide, otra tienen una pésima e incomprensible historia, otras prácticamente no tienen sentido en el mundo del erotismo, y otras fallan rotundamente en la narración, al contar con un lenguaje pobre, básico y superficial.
Las quejas podrían ser varias, pero tampoco es mi idea analizar los veinticinco relatos uno a uno; ya me basta con haberlos leído una vez. Solo me queda decir que para ser un libro erótico, de erotismo tiene muy poco; y para contener tantos buenos escritores entre sus páginas, sorprende la dificultad de los mismos para adaptar sus relatos, estilos e ideas a las necesidades del libro, el cual termina convertido en una costosa forma para que la autora publicite su pequeña tienda de productos eróticos llamada “Japi Jane”.
Lo único en lo que este libro me deja reflexionando es, si acaso todos los autores e ilustradores que lo conforman, habrán adquirido alguna vez algún juguetito sexual por parte de la propietaria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario