lunes, 3 de noviembre de 2014

Reseña literaria #10: Feliz cumpleaños, te quiero.

Titulo: Feliz cumpleaños, te quiero.
Autor: Eduardo García.
Editorial: Mago Editores.
Género: Drama.
Clasificación: Mayores de 15.
Valorización: 4/10.
 
 
 
 
 
Esta resulta ser la primera reseña que escribo sobre este conocido escritor del género de la literatura homosexual. Y es que ya he leído otras de sus obras, como Adagio, pero creo ciertamente que de poner una de sus obras debía ser la primera, la cual es “Feliz cumpleaños, te quiero”.
Debo admitir que mis expectativas eran altas al momento de adquirir este título; y es que la historia del protagonista, hasta cierto punto, me parecía muy cercana a mis propias experiencias de adolescencia, en las cuales comenzaba a asumir mi homosexualidad y a adentrarme en el sub-mundo del sexo y la marginalidad. Por desgracia no fue una lectura muy placentera a mi parecer.
Pero antes de hacer mis descargos y presentar mis argumentos hagamos un pequeño vistazo a lo que encontraremos en las páginas de este título.

>>La historia da inicio y transcurre durante el día en que Ricardo, el protagonista, cumple al fin 25 años, momento muy esperado por él, pues hace mucho se había decido en aceptar su homosexualidad ante el mundo llegada esta edad. Durante el desayuno, Ricardo le cuenta su verdad a sus padres, quienes no se lo toman nada bien, especialmente su padre quien termina golpeándolo y provocando que el joven huya de su casa. Más tarde, mientras intenta despejar sus ideas, Ricardo se topa con una vieja amiga, Rosa María, y termina contándole su preferencia sexual la cual, para sorpresa de Ricardo, no era ningún misterio para María Rosa, quien se alegra por su amigo pero le indica que era algo que ella sospechaba desde hace mucho.
Durante el resto del día, que es lo que dura la obra, Ricardo se irá encontrando con amigos, familiares, y desconocidos muy interesantes y especiales, que harán de su cumpleaños un día bastante hilarante como también dramático; descubrirá el amor en Iván, su mejor amigo, intentara contarle su verdad a Luz, su actual novia, y todo acabara con un final tan oscuro como impactante. <<

El libro es muy corto por lo que no quiero ahondar más en detalles pues, como ya antes lo he dejado claro, no es mi intención revelar todo lo que el titulo tiene para ofrecer respecto a trama, respetando el trabajo y esfuerzo del autor, pero sí desmenuzarlo poco a poco en lo que a detalles técnicos se refiere.

Como pueden apreciar la historia no es tan mala, incluso resulta original, el problema es lo mal manejada que esta, la pésima narración y el poco interés que se muestra en el desarrollo de los personajes y los eventos que se suponen serian clímax en la historia.

Para empezar, la narración. Como todo relato homosexual, la historia está cargada de momentos explícitos, eróticos y obscenos; pero la habilidad narrativa del autor carece de profundidad para relatar estos hechos. No tiene especial cuidado ni en los detalles ni en el nivel de oscuridad que debe mantener en sus palabras al momento de narrar estos sucesos; podría estar contándote una escena de penetración homosexual de igual manera como te relata un paseo por el parque. La calidad de las emociones y el lenguaje son exactamente iguales en todo momento, no se diferencian. Quizás esto se deba a que la historia nos es narrada desde dos perspectivas del mismo autor: una actual, que narra lo que sucede el mismo día, y la otra es a través de un diario de vida, el cual inicia cuando Ricardo tiene catorce años y, sin advertirnos completamente, avanza por toda su vida hasta llegar al día anterior en que toda la historia da inicio.
En los momentos en que estamos leyendo el diario, la narración es simple, ordinaria, sin profundidad y muy básica; sí hasta pareciera que es el mismo diario de Papelucho, un Papelucho homosexual y promiscuo. Se puede entender, hasta cierto punto, que la capacidad de narración de un adolecente de catorce años no sea muy elocuente ni muy suspicaz, pero lo malo es que el mismo tipo de narración se mantiene no solo con el paso de los años en el diario, sino que también durante los eventos narrados durante el fatídico día de cumpleaños, y también cuando narra las escenas explicitas y morbosas en la que relata sus experiencias sexuales.

Podemos partir resaltando el momento en que Ricardo sale del closet frente a sus padres; la escena debiera ser épica, profunda, incluso oscura, y es que este es, sin duda, el paso más difícil que los homosexuales nos atrevemos a dar al momento de asumirnos completamente. Sin embargo, la narración en este punto carece de detalles, no pone énfasis en la tensión en el ambiente. Incluso la pelea entre Ricardo y su padre se narra pobremente, como un mero trámite, como si se nos estuviera describiendo un paisaje o un momento de quietud.
El problema aquí, a mi parecer, es la mala disposición de las prioridades. El autor decidió que salir del closet frente a sus padres debía ser un mero trámite, y que el verdadero clímax debía ser el momento en que le contara la verdad a su novia, Luz.
La verdad, no entiendo como habrán sido las cosas para el autor, pero sí sé como son para todos los homosexuales, y muchos estarán de acuerdo en que el real momento de la verdad, por así decirlo, es el momento en que decidimos contarles nuestra verdad a nuestros padres; no a los amigos, no a los hermanos, sino que a nuestros padres.
Pero para Ricardo, el protagonista, este momento tan significativo carece completamente de profundidad, de tensión, en incluso de emotividad. Como punto aparte, la primera y única conversación telefónica que Ricardo tiene con su madre, luego de aquel altercado, termina con un toque de emotividad especial, pequeño y simple pero muy especial, logra tocar la fibra sensible del lector mas no compensar toda la falta de emoción anterior.

Luego sigue el poco interés en los personajes secundarios. Sus personalidades son muy bien detalladas en los momentos en que nos encontramos leyendo el diario de Ricardo; pero intereses y propósitos nos son totalmente ajenos, por lo que son completamente desaprovechados por el autor, quien no supo darles un lugar muy importante.
No me centrare en los obvio cameos de amigos del autor en la obra, sino en los personajes realmente importantes para él protagonista y que terminaron siendo desechados solo para mantener el camino por el riel de la trama.
Tomando esto en cuenta, la primera seria Rosa María, la única mujer con una verdadera personalidad en la historia. Es inteligente, pero tiende a cometer errores en su vida, es independiente, pero busca un amor que la proteja. Si inteligencia es tal que para ella no era secreto la condición homosexual de Ricardo. Rosa María es todo un personaje, por desgracia solo sabemos de ella en dos ocasiones muy cortas, cuando se encuentran en el mal y cuando le pide ayuda a Ricardo e Iván para enfrentar a Jorge, el hombre casado que la dejó embarazada; sin embargo esto último no termina siendo más que un simple trámite en la obra, del cual no volveremos a saber.
Rosa María es una mujer alegre, muy carismática, uno en verdad quiere saber más de ella, pues en lo poco que se nos cuenta nos damos cuenta de que tiene toda una vida llena de vivencias especiales y únicas, cargadas de erotismo, drama y humor, sin embargo, quizás debido a la auto-impuesta limitación del autor de hacer transcurrir la obra solo durante el día de cumpleaños, Rosa María se convierte en el personaje más desaprovechado de toda la obra.

El segundo seria Iván, quien pese a convertirse al final en la pareja de Ricardo, pudo haber sido mejor aprobado de mejor manera, no era necesario unirlos de esa manera para saber que eran inseparables.
Me explico mejor. Desde un inicio se cuenta como Iván anima al desarrollo de la personalidad de Ricardo; como Ricardo ve en él lo que quiere llegar a ser, vivir libre, alegre, desinhibido y sin secretos. El apoyó de Iván no es el clásico apoyo cegado incondicionalmente a Ricardo, sino que es más bien un amigo imparcial. Iván aconseja a Ricardo, le recrimina sus errores y le incita a ser más sincero a la vez que cauteloso; trata de distraerlo de sus problemas solo para mantener su mente despejada y lista para afrontarlos.
Ricardo e Iván hacen una gran pareja, son el vivo ejemplo de amistad, de verdadera amistad, una amistad difícil de conseguir en el mundo homosexual. Ellos, bajo ningún concepto, se necesitan uno del otro, pero el solo estar juntos vuelve la existencia de ambos más tolerable. Uno, como lector, quiere verlos juntos, pero no como pareja, sino como amigos, como esa imagen de la amistad que todos queremos llegar a cultivar con alguien.
Iván se convierte en un personaje completamente desaprovechado por el autor, puesto que, en las últimas páginas, su giro sentimental hacia lo que en verdad siente por Ricardo solo fue causado para llevar la historia a su inesperado desenlace.

Quizás, solo quizás, todas las falencias del libro, en lo que a narración y desarrollo de personajes se refiere, se deba a que esta es la primera obra del autor. Un escritor cuya única preparación es la experiencia adquirida por lecturas y vivencias propias; sin embargo, cuando no se tiene la experiencia narrativa necesaria para relatar detalles tan explícitos, tan oscuros y adultos, siempre pueden quitarse, hacerse a un lado, para centrarse mejor en la historia y personajes y menos en las situaciones eróticas y sexuales que parecen sacadas de la mente creativa de un joven llegado recién a la pubertad.
La historia, y como se intentó relatar, reciben un punto a favor por la originalidad; pero también cabe apuntar lo mal enfocada que se encuentra: intentando retratar la realidad de la homosexualidad en la sociedad dominicana, cuando claramente debió adaptarse para los estándares de este, nuestro país actual.

Pasado pasado.



 Es inútil indagar en las oportunidades frustradas; nunca sabes si te salvaste de la muerte o te perdiste una mejor vida.

No temerle al rumbo



Seguir el camino de la vida individualmente no es un acto de desprecio a todo a tu alrededor, al amor de tus padres, al cariño de tus hermanos. Es un acto común de la naturaleza que nos llega a todo. No se debe mirar con tristeza lo que se va quedando atrás, ni paralizarse el miedo por lo que vemos adelante. Es una etapa que llega tarde o temprano y debemos afrontarla de la mejor manera posible.
No necesariamente estaremos solos, pero la mayor parte del tiempo no tendremos compañía; aun así no se debe retroceder, ese es el mayor motivo para no retroceder, pues no podemos vivir en base a lo que dictan nuestros miedos. Debemos vencerlos y vivir bajo nuestro propio ser.
La felicidad eterna no existe. Pasaras muchos momentos de desesperanza y frustración si sales a enfrentar el camino con la mentalidad enfocada de lleno en encontrarla.
La vida es un lienzo en blanco, en el cual plasmaremos nuestras tristezas, alegrías, frustración, felicidad, dolor y esperanza. Aquella variedad de emociones que viviremos será nuestra recompensa, nuestra obra de arte.
Uno no sale a buscar la felicidad eterna, uno sale a vivir.