Título: Nada
menos que todo un hombre.
Autor:
Miguel de Unamuno.
Editorial:
Colicheuque.
Género:
Romance/ Drama.
Clasificado:
Todas las edades.
Valoración:
5/ 10.
Un clásico
de la literatura complementaria infantil; tal como también lo son El principito, Ocho primos, Demian, entre
otros. De la pluma de Miguel de Unamuno (pluma sin duda alguna) recibimos esta
obra que seguro nos acompañó una jornada durante nuestra educación básica, y
que seguramente nos habrá tomado cerca de un mes el acabarla, pero ahora,
gracias a nuestra pasión por la lectura, podemos releerla completamente en
apenas un par de horas, quizás menos.
La historia se desarrolla en el
pequeño poblado español de Renuda, en donde Julia Yáñez, la protagonista de la
historia, pasa sus días de juventud llena de miedo, atormentada ante la idea de
que, debido a su excesiva belleza, su padre termine vendiéndola al mejor
postor, con el fin de saldar las deudas acumuladas por años que podrían
llevarlo a la cárcel.
La venta finalmente se concreta,
y Julia termina en poder de Alejandro Gómez, un misterioso hombre de modales
toscos y actitud independiente, el cual no parece tener ninguna mala intención
para con la muchacha, la cual se ha convertido en su esposa, salvo hacerla
feliz y presumir su belleza ante sus amigos y todo aquel que los vea juntos.
A partir de este punto, Julia
vera pasar sus días siempre con la eterna duda sobre si en verdad este hombre,
que pareciera no alterarse por nada y mantener siempre una personalidad fría
pero accesible, en verdad la ama o solo la considera un trofeo más dentro de su
majestuoso hogar. Las dudas la llevaran a desconfiar, mentir, y sumirse en
celos eternos, y sufrir todas esas negativas emociones que le gustaría sembrar
en su inocuo esposo.
Cuando ella, después de mucho
padecer, finalmente caiga en la resignación de su vida, será el propio
Alejandro quien termine rompiéndose y revelando todo el amor y cariño que
siempre ha sentido por esta mujer, pero que su actitud de macho indomable le
había impedido reconocer y obligado a ocultar; por desgracia, el tiempo perdido
no puede recuperarse, y la muerte intentara acabar con esta anhelada revelación
de amor.
Nada menos que todo un hombre resulta ser una obra
encantadora. No puedo decir que posea personajes muy elaborados, ni mucho menos
una gran descripción de situaciones y entornos, puesto que claramente se trata
de una pequeña narración, un cuento, y no una de las extensas y elaboradas
novelas a las que estamos acostumbrados. Sin embargo, pienso que este cuento en
particular merece cierta observación y merito, debido a la manera tan ejemplar
que trata de enseñarnos a ver la vida, enseñándonos como nuestras acciones, y
el trato a los demás, puede jugarnos tanto a favor como en contra.
Vasta con
que analicemos un poco a los protagonistas: Julia es una muchacha que se la
pasa de ociosa, enviciándose en la lectura de sus amadas novelas y tratando de
encontrarle el lado emotivo y romántico a la vida con su esposo. Por otro lado
Alejandro: un hombre de esfuerzo, trabajador, quien logró amasar su fortuna a
base de esfuerzo y sacrificio; desprecia todo tipo de emoción o sentimiento y
resulta ser una persona más bien practica y sencilla, de pensamiento certero y
actitud independiente.
Ambos
parecen poseer lo que al otro le falta; pero la incapacidad y la poca paciencia
para aceptar lo que el otro tiene para ofrecer, los llevara a padecer penosos y
angustiantes momentos. Al menos para Julia.
Podríamos
decir que Julia, en lugar de lamentarse y sentirse desdichada, podría aceptar
el marmóreo afecto de Alejandro, y ser feliz; desafortunadamente, aquello no
puede suceder mientras Alejandro no deje de lado su estéril y recta forma de
ser, y reconozca abiertamente el profundo amor que lo encadena a esta mujer.
Por lo tanto, la situación se convierte en un espiral sin fin, continuo y
repetitivo, en el cual los extremos de la conducta de ambos los harán perder
los mejores años de su vida.
Si bien, en
un principio, llegué a pensar que la actitud de Alejandro era ideal, sobre todo
en un hombre, pronto descubrí lo incompleto que se encontraba, sumido en una
ligera demencia que le hace rechazar cualquier tipo de sentimentalismo, y ese
no es el camino correcto. De igual manera como Julia debe intentar separar la
complejidad de sus novelas de la simpleza de su vida, Alejandro debe sacudir
sus traumas y abrir su corazón, y lo mismo puede ejercer en cada uno de
nosotros.
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