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miércoles, 2 de diciembre de 2015
Nuevo libro de Antonio Cabanas
“El camino de los dioses es una novela de pasiones humanas y de amor, como la vida misma”, dice el escritor en la presentación de su libro en un conocido restaurante de la calle Velázquez. Una novela en cierto modo de aprendizaje donde el protagonista Amosis “es una persona que siempre se está quejando del destino, de la predestinación. Pero el camino no lo hace la persona, sino la confluencia del destino para llegar a donde cada uno tiene que llegar”, explica.
A Antonio Cabanas, desde niño, le ha interesado la historia de Egipto. “Mi padre nos metió el gusanillo de la literatura desde muy pequeños, con pocos años íbamos todos los domingos a la Cuesta de Moyano a comprar libros y cuando en el colegio nos enseñaron la historia de Egipto, me interesó tanto que siempre compraba libros sobre el tema”, recuerda el autor madrileño. Sin embargo, cuando llegó la hora de decantarse en la Universidad por una profesión, prefirió la aviación a la arqueología. “Son mis dos grandes pasiones. La aviación como profesión y la arqueología como pasión y ocio”, remacha con contundencia.
El ser piloto de una línea aérea le ha servido para ir muchísimas veces a Egipto, para poder estudiar el país sobre el terreno. “Hace unos años que ya no voy allí. La última vez fue poco antes de la caída de Mubarak. Ahora, no es un buen sitio para visitar”, recomienda. Son tantas las veces que ha ido que ya no necesita visitar el país para documentarse. Son muchos los estudios que ha realizado sobre egiptología, así como de lengua egipcia y escritura jeroglífica, y desde 1990 es miembro de la Asociación Española de Egiptología.
“El libro, he tardado un año en escribirlo y poco menos que otro en documentarme”, reconoce. Y es de los pocos escritores que continúan escribiendo a mano. “Con un ordenador se escribe un informe, una novela se tiene que escribir a mano”, apunta con ironía. Ahora que lleva un año prejubilado tiene más tiempo para escribir, incluso le gustaría escribir sobre temas actuales, sin que ello signifique que no quiera escribir más sobre el Antiguo Egipto.
Cree que sus obras son cada vez más literarias. “Me parece importante que la prosa tenga una cierta calidad, que trasmita lo que siente el escritor a la persona que lo lee. La calidad literaria es tan importante como la historia que se está contando. Tan importante es el estilo como lo que se cuenta”, subraya Antonio Cabanas. Para él el sumun de la novela histórica son los Episodios nacionales de Benito Pérez Galdós y añade: “me parece que es lo mejor que se ha escrito en novela histórica, incluso por encima de Guerra y Paz”
“Para escribir una novela no tienes que saber mucho de historia sino saber contarlo. Hacer que lo difícil se convierta en fácil. Si acumulas demasiados datos se torna aburrida y entonces no es una novela, se convierte en un ensayo”, opina con solidez y agrega “la llave de las novelas son los diálogos y, por supuesto, el sentimiento humano”, eso es lo que él quiere conseguir en sus novelas.
Una de sus premisas al escribir es que los datos históricos sean fehacientes, que no se tuerza la historia. “Con los personajes históricos soy muy respetuoso. No escribo nada distinto a la realidad, otra cosa son los personajes de ficción”, sostiene. Y es con estos personajes con los que juega para crear unas tramas cercanas y creíbles.
La historia comienza cuando su protagonista Amosis tiene diez años y nos cuenta toda su vida, todos sus amores, que son fundamentalmente tres. Discurre la trama en los reinados de los Faraones Ptolomeo II y Ptolomeo III. La dinastía comienza con el primero de los Ptolomeos, que fue uno de los generales de Alejandro Magno que conquistó Egipto. Y termina la historia poco antes del incendio de la Antigua Biblioteca de Alejandría, por parte de Julio César, “algo que no fue premeditado, en el que ardieron 700.000 manuscritos del pensamiento clásico. Se salvó la biblioteca-hija de Serapeo donde se encontraban los volúmenes más esotéricos tanto de Egipto, de Mesopotamia y del Lejano Oriente”, cuenta con pasión.
Alejandría era una ciudad muy culta, donde vivían sabios de todo tipo. “Los Faraones les pagaban muy bien y se dedicaban en exclusiva a la cultura”, señala. Casi como los gobernantes de ahora. Por eso, como apuntábamos al principio, hay muchas similitudes con el mundo actual. En esto no, claro está. Pero sí en el mundo de la banca. “Había bancos como los conocemos hoy en día, se hacían préstamos como en la actualidad, con unos irrisorios intereses del 40%”, desgrana. Algo muy común en esa Roma que intenta reflejar en la novela. “No voy a negar la grandeza de una civilización pero sí diré que Roma era la codicia personificada”, sostiene.
En “El camino de los dioses” Antonio Cabanas se ha enfrentado a un Egipto diferente al que ha reflejado en el resto de sus novelas, aquí se dan cita las tres grandes civilizaciones que existían en aquel entonces, recordemos que estamos en el primer siglo antes de Cristo, la egipcia, la griega y la romana. Los egipcios habían sido conquistados, primero por griegos y luego por romanos. Se habían convertido en ciudadanos de segunda categoría con los griegos y en esclavos con los romanos. “Roma necesitaba 600.000 esclavos para mantener su imperio”, recuerda.
La novela refleja esa secesión que se estaba dando y, también, las guerras internas que se producían en el centro y sur del país, siendo Tebas su centro. También habla de cómo era la vida en el país. El bandolerismo que se dio en esas tierras del sur y la piratería que se instaló en el Mediterráneo y que afectaba de manera singular a Alejandría. “Fue una ciudad fascinante y muy cultural. Estaba muy impregnada por la magia. Se practicaba el Tarot y la hechicería. Había libros llenos de conjuros que se utilizaban para cuestiones amorosas y otras. También había mucha afición a descifrar los sueños”, comenta.
Con todos esos mimbres y más, que no desvelamos para que el lector se adentre en una historia que nos hará estremecernos con unas aventuras llenas de magia y de amor, Antonio Cabanas ha realizado su obra más ambiciosa hasta ahora. Una novela que nos transporta a un mundo de magia y, también, de sensualidad y misterio. “Algo que nos gusta a todos”, concluye el autor. No podemos terminar sin señalar un vaticinio suyo sobre la tumba de Nefertiti: “se está cerca de encontrarl;, está allí, en el Valle de la Muerte. Nefertiti no sólo fue la reina consorte de Akenatón sino que gobernó como Faraón, algo que todavía muchos no entienden”.
-Fuente: todoliteratura
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