martes, 3 de marzo de 2015

Festival internacional del circo de "Monte-Carlo" 2012

Reseña #26: Desayuno con Scot.

Libro: Desayuno con Scot.
Autor: Michael Downings.
Editorial: Egales.
Género: Novela gay/ Comedia.
Clasificación: Mayores de 15 años.
Valoración: 7/10


De la mano de Michael Downings, nos llega esta entretenida obra que, el año 2007, fuera llevada a la pantalla a través de una película del mismo nombre, dirigida por Laurie Lynd.
Sam y Ed son una feliz pareja de profesionales exitosos, uno diseñador y el otro médico, con un selecto círculo de amistades. Pareciera que nada falta en la vida de estos hombres. Y eso en efecto. Sin embargo, debido a azares del destino, y a causa de una promesa del pasado, ambos quedan a cargo de un muy curioso y controversial niño de once años llamado Scot. El cual no solo traerá más trabajo a la pareja, sino que también grandes tristezas y alegrías.
Esta curiosa, pero a la vez entretenida obra, nos cautivara completamente, tanto por la humanidad reflejada en sus personajes, como por sus disparatadas situaciones. La obra nos muestra como una familia es el lugar donde te sientes seguro y a gusto, y no necesariamente por un padre, una madre y sus hijos. Las inesperadas situaciones que pasara la pareja de hombres, debido a la extravagante forma de ser del pequeño personaje, serán de lo más variadas y ocurrentes. Pero dejando en claro el amor y la preocupación que se puede tener por alguien, sean o no de la misma sangre. Por demás, la historia juega con los sentimientos del lector, llevándolo al borde de la risa por unos momentos, como también sacando más de una lagrima a medida que se avanza en sus páginas. Algo interesante es que, pese a ser una obra de temática homosexual, la historia carece completamente de erotismo y situaciones de grueso calibre, siendo una historia dirigida incluso a un público más familiar, por lo que los lectores heterosexuales no se sentirán incómodos encontrándose con una escena que vaya más allá que un simple beso.
Los personajes están muy bien constituidos. Sus personalidades están perfectamente definidas para cada uno de ellos, y eso es algo que no se pierde con el pasar de las paginas, sino por el contrario, se resalta. Sam y Ed no son la típica pareja melosa y estereotipada de homosexuales, Scot tampoco resulta ser el típico niño de común de once años, incluso la mejor amiga de Ed  es todo un personaje, deslumbrante y despreocupada por la vida, profesional altamente centrada en su trabajo, suele traer el humor a la oficina del, recién nombrado, padre de familia.
Con respecto a la narración, existen ciertas situaciones muy difíciles de comprender. Sin embargo, no podría decir si se trata de un estilo del propio escritor, o problemas al momento de llevar la obra de su idioma original al español. También existe un problema al momento de querer separar las historias de cada uno, pues aunque se trata de mostrar la importancia del ambiente laboral del protagonista, este queda completamente opacado por el mundo del pequeño Scot, y no porque este sea el mayor protagonista, sino porque el escritor no puso mayor énfasis en ello. Los diálogos son toda una revelación, especialmente gracias a la presencia del muchacho, pues estos pasan de ser lineales, intelectuales y preparados, a ser humanos y naturales. Y eso es lo que más marca la diferencia entre tratar con otros adultos, y tratar con un niño que cada día trae una sorpresa.
La historia es muy recomendable para alguien que quiere algo original, pero a la vez fácil de digerir. En general el libro es un pequeño deleite, ideal para disfrutar de literatura homosexual que no se centre solo en situaciones de sexo y erotismo. Aunque no esperes un grandioso final, después de todo, es una historia del día a día de una curiosa familia, algo que nunca puede ser del todo concluyente. 

Amistad

Tal vez no existan los buenos y los malos amigos; tal vez solo hay amigos, gente que nos apoya cuando sufrimos y nos ayuda a no sentirnos tan solos. Tal vez siempre vale la pena sentir miedo por ellos, y esperanzas, y vivir por ellos. Tal vez también valga la pena morir por ellos, si así debe ser. 
No hay buenos amigos ni malos amigos, solo personas con las que uno quiere estar, necesita estar; gente que a construido su casa en nuestro corazón.


Presentaciones del grupo Kapa Haka

Presentaciones del grupo de Kapa Haka

La danza también llega con la muestra Tuku Iho y las presentaciones del grupo de Kapa Haka en la plaza central de GAM. La muestra artística dura alrededor de 30 minutos, en los que se podrá apreciar canto y baile (haka) Maorí e incluso interactuar con los bailarines.

13 al 22 Mar
Vi 13 y 20 – 19 h
Sá 14 - 12 h
Sá 21  - 12.30 y 18 h
Do 22 - 12.30 y 17 h 
Plaza Central GAM
Gratis

Biografía literaria: Edgar Allan Poe.

Edgar Allan Poe

(Boston, EE UU, 1809 - Baltimore, id., 1849) Poeta, narrador y crítico estadounidense, uno de los mejores cuentistas de todos los tiempos. La imagen de Poe como mórbido cultivador de la literatura de terror ha entorpecido en ocasiones la justa apreciación de su trascendencia literaria. Ciertamente fue el gran maestro del género, e inauguró además el relato policial y la ciencia-ficción; pero, sobre todo, revalorizó y revitalizó el cuento tanto desde sus escritos teóricos como en su praxis literaria, demostrando que su potencial expresivo nada tenía que envidiar a la novela y otorgando al relato breve la dignidad y el prestigio que modernamente posee.
Biografía
Edgar Allan Poe perdió a sus padres, actores de teatro itinerantes, cuando contaba apenas dos años de edad. El pequeño Edgar fue educado por John Allan, un acaudalado hombre de negocios de Richmond. Las relaciones de Poe con su padre adoptivo fueron traumáticas; también la temprana muerte de su madre se convertiría en una de sus obsesiones recurrentes. De 1815 a 1820 vivió con John Allan y su esposa en el Reino Unido, donde comenzó su educación.

Edgar Allan Poe
Después de regresar a Estados Unidos, Edgar Allan Poe siguió estudiando en centros privados y asistió a la Universidad de Virginia, pero en 1827 su afición al juego y a la bebida le acarreó la expulsión. Abandonó poco después el puesto de empleado que le había asignado su padre adoptivo, y viajó a Boston, donde publicó anónimamente su primer libro, Tamerlán y otros poemas (Tamerlane and Other Poems, 1827).
Se alistó luego en el ejército, en el que permaneció dos años. En 1829 apareció su segundo libro de poemas, Al Aaraaf, y obtuvo, por influencia de su padre adoptivo, un cargo en la Academia Militar de West Point, de la que a los pocos meses fue expulsado por negligencia en el cumplimiento del deber.
En 1832, y después de la publicación de su tercer libro, Poemas (Poems by Edgar Allan Poe, 1831), se desplazó a Baltimore, donde contrajo matrimonio con su jovencísima prima Virginia Clemm, que tenía entoces catorce años. Por esta época entró como redactor en el periódico Southern Baltimore Messenger, en el que aparecieron diversas narraciones y poemas suyos, y que bajo su dirección se convertiría en el más importante periódico del sur del país. Más tarde colaboró en varias revistas en Filadelfia y Nueva York, ciudad en la que se había instalado con su esposa en 1837.
Su labor como crítico literario incisivo y a menudo escandaloso le granjeó cierta notoriedad, y sus originales apreciaciones acerca del cuento y de la naturaleza de la poesía no dejarían de ganar influencia con el tiempo. En 1840 publicó en FiladelfiaCuentos de lo grotesco y lo arabesco; obtuvo luego un extraordinario éxito con El escarabajo de oro (1843), relato acerca de un fabuloso tesoro enterrado, tan emblemático de su escritura como el poemario El cuervo y otros poemas (1845), que llevó a la cumbre su reputación literaria.
La larga enfermedad de su esposa convirtió su matrimonio en una experiencia amarga; cuando ella murió, en 1847, se agravó su tendencia al alcoholismo y al consumo de drogas, según testimonio de sus contemporáneos. Ambas adicciones fueron, con toda probabilidad, la causa de su muerte, acaecida en 1849: fue hallado inconsciente en una calle de Baltimore y conducido a un hospital, donde falleció pocos días más tarde, aparentemente de un ataque cerebral.
La obra de Edgar Allan Poe
La calidad de la producción literaria de Poe ha oscurecido en parte su faceta de teórico de la literatura; en obras como Fundamento del verso (1843), La filosofía de la composición (1846) y El principio poético (1850), expuso ideas singulares y novedosas sobre los géneros literarios y el proceso de creación. En este último terreno se apartó por completo del concepto romántico de inspiración al abogar por una escritura reflexiva, meditada y perfectamente consciente de las técnicas expresivas, que habían de encauzarse en dirección al efecto deseado. Tales ideas tendrían gran predicamento entre la crítica antirromántica.

Edgar Allan Poe
Respecto a los géneros, Poe sostuvo que la máxima expresión literaria es la poesía, y a ella dedicó sus mayores esfuerzos. Sus poemas no fueron bien recibidos entre la crítica estadounidense, que los juzgó excesivamente artificiosos, pero, a partir de los estudios de Mallarmé, los europeos vieron en Poe a un modélico precursor del simbolismo. La apreciación es justa si no se olvidan los motivos románticos que, a pesar a su poética, lastraron todavía sus versos.
La moda byroniana dejó su impronta en un libro primerizo que publicó con sólo dieciocho años, Tamerlán y otros poemas (1827). En su segunda obra, Al Aaraaf(1829), el poeta celebra una etérea forma de belleza, preludio de la pura "idealidad" a la que aspirará en algunos poemas posteriores. En su tercer libro, Poemas (1831), reunió con algunas revisiones y adiciones los poemas de los dos primeros volúmenes, y añadió seis nuevas composiciones. En ellas llegó a la madurez y encontró una voz auténtica, aunque se pueda discernir en ella el eco de Coleridge; su evocación de un mundo ideal y visionario quedaba realzada por el ritmo hipnótico de los versos y la fuerza turbadora de las imágenes.
Su último libro, El cuervo y otros poemas (1845), es la expresión de su pesimismo y de su anhelo de una belleza ajena a este mundo. Algunas de las composiciones de Poe, desgajadas de los poemarios de que forman parte, alcanzaron una notable popularidad. Es justamente célebre su extenso poema El cuervo (The Raven, 1845), donde su dominio del ritmo y la sonoridad del verso alcanzan el máximo nivel. Manifiestan idéntico virtuosismo Las campanas (The Bells, 1849), cuyo resonar, que acompaña las diversas etapas de la vida humana desde la infancia hasta la muerte, se evoca con reiteraciones rimadas y aliteraciones; Ulalume (1847), un recorrido de la tristeza a la ilusión que cae de nuevo en la desesperanza; y Annabel Lee (1849), exaltación de un inocente amor infantil que ni la muerte puede truncar.
Los cuentos de Poe
Pero la genialidad y la originalidad de Edgar Allan Poe encuentran su mejor expresión en los cuentos, que, según sus propias apreciaciones críticas, son la segunda forma literaria, pues permiten una lectura sin interrupciones, y por tanto la unidad de efecto que resulta imposible en la novela. Considerado uno de los más extraordinarios cuentistas de todos los tiempos, Poe inició la revitalización que experimentaría el género en tiempos modernos.
Publicados bajo el título Cuentos de lo grotesco y lo arabesco (Tales of the Grotesque and Arabesque, 1840), aunque hubo nuevas recopilaciones de narraciones suyas en 1843 y 1845, la mayoría se desarrolla en un ambiente gótico y siniestro, plagado de intervenciones sobrenaturales, y en muchos casos son obras maestras de la literatura de terror. Poe basó su estilo tanto en la atmósfera opresiva que creaba durante el inicio y desarrollo del relato como en los efectos sorpresivos del final.

Fotograma de La caída de la casa Usher (1960), película basada en el cuento de Poe
Así ocurre en el antológico La caída de la casa Usher (The Fall of the House of Usher), cuento sobrenatural o simbolista en el que el narrador asiste a los últimos días de un antiguo amigo suyo, el hipersensible y atormentado aristócrata Rodrigo Usher. Durante su estancia fallece la hermana de Usher, que estaba gravemente enferma, y la entierran en una cripta subterránea. Una semana después, en una sobrecogedora escena final, la hermana reaparece para caer sobre el ya delirante Usher, pereciendo ambos y, tras la huida del narrador, la casa misma, que se derrumba sobre el estanque.
Cuando Baudelaire vertió al francés la citada colección y otra posterior (Tales, 1845), las tituló Histoires extraordinaires, denominación que pasó a las traducciones españolas como Narraciones extraordinarias. No faltan en estas recopilaciones los relatos macabros, como El barril de amontillado (The Cask of Amontillado), o cuentos dedicados a mujeres atormentadas e inescrutables en un contexto de atmósfera enfermiza, como Berenice o Ligeia; son en cambio menos numerosos aquellos que narran la resolución de algún enigma, como El escarabajo de oro (The Gold Bug).
En este último grupo es preciso destacar los tres cuentos protagonizados por Augusto Dupin, que sentaron las bases de un género destinado a cobrar una inmensa popularidad: la literatura policíaca. El primero de tales cuentos, Los crímenes de la calle Morgue (The Murders in the Rue Morgue), se ha considerado, con toda razón, como el fundador de la novela de misterio y detectivesca. Dupin es también el protagonista de El misterio de Marie Rogêt (The Mystery of Marie Roget) y de La carta robada (The purloined Letter), piezas clásicas del género por el equilibrio de lógica, suspense y detalles narrativos.
Maestro del terror y fundador del género policial, también se reconoce a Poe su papel de precursor en la literatura de ciencia-ficción por algunos de los relatos contenidos en las Narraciones extraordinarias. De tema marino es la única novela que llegó a completar, Las aventuras de Arthur Gordon Pym (The Narrative of Arthur Gordon Pym, 1838), historia de un viaje fantástico al Polo Sur en la que reaparecen numerosos elementos (muchos de ellos terroríficos o simbólicos) de sus cuentos.
El conjunto de la obra de Poe influyó notablemente en los simbolistas franceses, en especial en Charles Baudelaire, quien la dio a conocer en Europa. Por lo demás, los continuadores de los nuevos caminos que abrió su narrativa (como Arthur Conan Doyle en la novela detectivesca, Julio Verne en la ciencia-ficción o H.P. Lovecraft en la literatura de terror) señalaron su deuda con el estadounidense, y, en general, su magisterio ha sido reconocido por todos los grandes cultivadores del cuento moderno, desde Guy de Maupassant hasta Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, quien realizó una soberbia traducción de sus relatos.